Todo inicia por querer hacer algo más o diferente con tu vida, dar un vuelco, sentirte vivo o simplemente porque desde niño has querido saltar y volar. Así, buscas las opciones y si no te decides en el acto, guardas esa información para otro momento.
Luego cuando saltas, un universo de sensaciones y emociones brotan desde tu interior. Se trata de una intensidad emocional que pocas veces has vivido en tu vida. Descubres que todo el nerviosismo que sientes antes de saltar, acrecentado por tus dudas, se transforma automáticamente en placer al instante de soltarte de la aeronave y esto lo experimentas plenamente. Y es precisamente esta retribución la que te convence de subir y hacer nuevamente un salto.
No hay otra experiencia tan automática, de extremos opuestos que ocurra sólo con la ejecución de un acto, “soltarte del avión”. Para entender qué es lo que se siente realmente, mira los testimonios en estos videos.